Hoy fui a la peluquería
Perth 13 de abril del
2024
Hoy sábado a las 10:30 estaba en la peluquería.
Me senté en ese sillón y me pude mirar otra vez al
espejo antes de que comience esta tortura, que se cuándo empieza y no se cuándo
termina, que sé cómo estoy y no sé cómo voy a estar.
Me miro y veo un desastre.😩
Ese pelo de un color que ya no es “natural”, que va
degradándose al rojizo, que tiene esa vincha de canas, de pelo blanco que me
crecen como a los camioneros, en las patillas, en la frente.
Esa constante lucha interna que tengo entre no
volver nunca más a la peluquería, y el volver a estar ahí, sentada frente a
esos espejos inmensos, tratando de explicar lo que quiero, sin estar segura de
que eso es lo que necesito, o cómo me va a quedar.
Respiro hondo y empiezo.
Viene la primera persona, Tania, y me pregunta lo
que quiero.
Le digo un color un poco más oscuro, a ver si de
esa manera me libero de los reflejos rojizos, un poco más marcadas las capas y
para de contar.
Ella me hace notar que mi corte de pelo es una mala
mezcla entre un bob y un intermedio largo, un desastre que se me ve como si
tuviera una peluca sobre otra.
Dice que esto hay que corregirlo, que me tendrá que
hacer un corte que pueda combinar estos dos que parece que tengo. Le digo que
si, que me arregle eso que hasta que no me senté ahí no sabía que tenía.
Yo me pregunto cómo puede ser que tenga un desastre
de corte si las últimas 2 veces me corté el pelo acá mismo, y una persona “tan
preparada e inteligente como ella, como Tania” me dijo que eso era lo que
necesitaba.
¿Quién tiene la razón? ¿Quién tiene la verdad?
Yo, con mi inglés limitado, no puedo explicar todo
esto. Sólo lo discuto conmigo en mi cabeza pero no puedo ni hacer una pregunta.
Nos ponemos de acuerdo en el color más oscuro.
Descubro de casualidad que me están poniendo
tintura semi permanente. Yo no tengo idea precisa de lo que esta gente hace con
mi pelo.
Ya estoy entregada, me digo que después de esta vez
no vuelvo más. (mentira).
Empieza la coloración de las raíces.
Aparece Tania, hace dos pinceladas y se va.
Viene una nena de 16 años a seguir con el trabajo.
Y yo, con mi cabeza en sus manos.
Ella parece que sabe lo que hace, actúa y tiene
actitudes de profesional, pero solo tiene 16 y seguro que esta practicando con
mi cabeza.
Vuelve Tania, terminan de cubrirme las raíces.
Tengo que esperar, pido los plásticos para recubrir
las patitas de mis anteojos y así aprovecho el tiempo para escribir mi diario.
El color del tinte se va poniendo más oscuro.
Tengo miedo de que como siempre me quede manchada
la piel de la cara.
Por suerte en casa me había puesto crema y
vaselina.
A Tania le tuve que pedir que me pusiera vaselina
porque se mandó a ponerme la tintura sin ningún tipo de recaudos con respecto a
mi piel.
Al rato vuelve a parecer la adolescente y me coloca
otro producto que cubre el resto del cabello.
Tania vuelve y lo hacen entre las dos.
Me mojan el pelo con un rociador y me ponen un
producto.
Pregunto qué es y la adolescente me explica algo
que no entiendo.
Tania dice que es un producto que me va a secar
menos el pelo que la tintura normal. Qué suerte!
Otra vez a esperar.
Me llevan a lavarme el pelo.
¿¿¿¿Por qué siempre el agua está muy caliente????
Le digo y baja la temperatura, pero al rato otra
vez caliente.
Pido de nuevo y no me entiende.
Me pregunta si quiero un “tratamiento” que
significa pagar más por algo que no sé si me va a ser bueno o útil.
Me escucho diciendo “claro, por que no?”
Por que noooooooooooooo, NO, es lo que tendría que
haber dicho.
Ahí empiezo a preguntarme cuánto me va a sumar eso
a la ya abultada factura.
Mientras me lava la cabeza me hace masajes.
Lo único bueno de toda esta tortura.
Vuelvo a mi silla y aparece otra persona que
empieza a ordenar todos los elementos como para cortarme el pelo.
Yo me pregunto dónde esta Tania.
Le pregunto si es ella la que me va a cortar y me
dice que sí.
Le pregunto si Tania le pasó la información y ella
dice que sí.
Me corta pero no veo que este haciendo hincapié en
lo que dijo Tania.
Me preocupa haber entendido que algo estaba mal con
mi corte y que en teoría se iba a solucionar, y ver que esta persona no hace lo
que entendí que iban a hacer.
En fin, ya estoy entregada.
Me digo y me repito que no vuelvo más.
Me termina de cortar y me pregunta cómo me lo seca.
Le digo brushing pero no muy marcado porque no
tengo nada especial para hacer.
Cierro los ojos mientras ella maneja el secador de
pelo y el cepillo.
Siento un movimiento especial y cuando abro los
ojos veo que ese peinado es un desastre.
Me digo que quizás el producto final se verá
diferente.
Cierro los ojos.
Ella termina de secarme, me pregunta cómo esta, le
digo OK. (Qué le voy a decir?).
Viene Tania y justo antes la que me corto el pelo
dice que le preocupa lo que se ve justo donde se me hace la raya
automáticamente, parece que ve algo que no estuviera bien que yo no llego a
ver.
Por lo que entiendo es como si las canas no
estuvieran bien tapadas, si se notaran justo ahí.
Dice que no esta bien el trabajo para el estándar
de la peluquería y que debería volver para que ellos lo corrijan.
Yo me pregunto qué mal habré hecho para tener que
volver la semana que viene.
Tania parece que quisiera justificar algo y después
acepta que hay que hacer de nuevo esa parte.
Yo quiero que me dejen en paz y me quiero ir a la
mierdaaaaaaaaaaaaaaaa.
A pasar por el mostrador, a pagar el saldo más el
bendito “tratamiento”.
Todo el chiste me costo como 350 AUD, una semana de
alquiler me cuesta 800 AUD.
Hago la cita para volver a la corrección la semana
que viene, el martes a la mañana estaré otra vez sentada ahí.
Y hago otra cita para dentro de dos meses, justo
antes de que venga Fabian a Perth, para que no se encuentre con la persona
horrible que hoy se miraba al espejo a las 10:30 am.
Salgo de ahí e intento no mirarme en cada espejo,
en cada vidriera.
Mi pelo huele rico, pero no sé cómo me veo.
Vuelvo al departamento.
Selene dice que me quedó bien.
A la tarde charlo con Fabian dos horas por
videollamada.
No se da cuenta de que fui a la peluquería.
Chan chan.
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