Primera vez en Venecia
Maisons-Laffitte 20 de Marzo del 2022
Qué profunda emoción, recordar el ayer, cuando
todo en Venecia me hablaba de amor….
Así comienza la canción de Charles Aznavour
“Venecia sin ti”.
Y, como ya dije, tuve la suerte de visitar
Venecia por primera vez en mi vida.
Me encantó.
También sé que tener una buena
experiencia no depende únicamente del afuera.
Podemos estar en el mejor lugar del mundo y que la aventura resulte una delusion. Todos tenemos en nuestra historia algo así para recordar. Es decir que además de que la ciudad tiene una magia especial tengo que reconocerme que estuve bien predispuesta al disfrute.
La idea de ir a visitar esta ciudad italiana de
renombre mundial surgió casi de un día para el otro.
Mis hijos comenzaban sus dos semanas de
vacaciones y ya están en una edad en la que les permitimos decidir si quieren o
no sumarse a nuestros planes. Esta posibilidad tiene por supuesto varios
soportes: el tema de la edad que tienen, la responsabilidad con la que se
manejan, la relación entre hermanos de ayuda, de colaboración entre ellos, la
habilidad para procurarse cosas simples y básicas como hacerse la comida,
solucionar problemas sencillos, mantener una comunicación fluida con nosotros,
un pequeño grupo de gente soporte con el que podemos contar en caso de
necesitar ayuda y que nosotros estemos lejos.
Igual les preguntamos si querían venir con
nosotros y la respuesta fue negativa.
Buscando la opción más barata de viaje, ya que
en esta época de pandemia o post pandemia el tema de los costos de los tickets
es algo con lo que hay que lidiar, decidimos que volaríamos hasta Milán (que
después resultó ser a Bérgamo, un aeropuerto a 25 km de Milán) y desde ahí
seguiríamos en tren hasta Venecia.
Lo único malo del viaje fue tener que
levantarme un domingo a las 3:45 am para poder estar en el Aeropuerto de Orly a
tiempo ya que nuestro vuelo salía a las 7 am. Cuando se que tengo que hacer un
esfuerzo así, ya me voy mentalizando, preparando.
Volábamos por Vueling, la low cost de Iberia, pero me vi sentadita en un avión de Aer Lingus, aerolínea irlandesa, Airbus A330-300, con un montón de lugares libres. El viaje duró menos de 2 horas.
En Bérgamo nos recibió el sol y el tachero
italiano con el que nos entendimos porque había poco para decir. Todos pensamos
que el italiano es fácil, pero hablarlo y entenderlo a la velocidad que
nosotros hablamos el “argentino” ahí la cosa se complica.
Aprovechamos para tomarnos un cappuccino y
comernos un croissant en la estación de tren de Bérgamo. Nuestro tren salió a
horario y nos tocaba hacer dos combinaciones para llegar a Venecia.
El viaje en tren duró 3:30 h y fue muy cómodo.
Llegamos a la estación de Venecia Santa Lucía y
nos sumamos al río de gente que llegaba con nosotros.
Nos alojamos en el Hotel Príncipe. La ubicación
para mi estuvo genial, sólo a unos 200 mts de la estación de tren. Eso quiere
decir que no hay que estar arrastrando valijas por callecitas empedradas, subir
y bajar puentes, etc, etc.
Mi único pedido con respecto al alojamiento fue
que tuviera vista al agua, que abriera la ventana y tuviera un canal que
admirar, y el hotel Príncipe nos ubicó en una habitación con una pequeña
terraza que daba directamente al Gran Canal!. Lindísimo!.
Desde ahí veía el Puente de los Descalzos,
puente que cruzaríamos bastante seguido en esos 3 días que duraría esta
aventura.
Dejamos las cosas y salimos a caminar la
ciudad.
Cada callecita, cada puentecito, cada canal que
cruzábamos me dejaba encantada.
Primer destino fue la Plaza de San Marco, donde
nos encontramos con muchos turistas y también con gente con unos disfraces,
trajes fabulosos, imponentes, y ahí nos dimos cuenta de que era el famoso
Carnaval de Venecia!
Ahí ya me di cuenta de otra imagen errónea en
mi cabeza.
¿Vieron esas fotos que muestran la plaza con
las dos columnas y al fondo la Basílica de San Marco?
Yo me imaginaba que veía las columnas y al
fondo veía el frente de la Basílica de San Marco, pero no.
Al fondo se ve el costado de la Basílica
.
Igual mi asombro, entusiasmo, alegría seguían a
tope.
Todo estaba ahí para ser admirado, sentir que
caminaba por esa plaza que tantas veces vi por televisión, en fotos, me
producía una hermosa sensación.
La plaza me gustó, pero lo que más me gustó de esa primera tarde en Venecia fue el Puente Di Rialto. ¡¡Qué descubrimiento!! Vi muchas fotos, pero no me di cuenta hasta de que estuve ahí de cómo era su estructura, de lo imponente que son sus arcos, de los negocios que están a lo largo de todo el puente.
Una maravilla que lleva en ese lugar desde su
inauguración en el año 1591 (en esta misma época, pero en Argentina estábamos
atravesando la conquista española, la resistencia de los grupos indígenas, la
re-fundación de la Ciudad de Buenos Aires, entre otras cosas).
Lo construyó el arquitecto Antonio Da Ponte
entre 1588 y 1591. Es de piedra, tiene 48 mts de largo y 23 de ancho.
Como se ve en las fotos tiene tres escaleras
paralelas, a los dos lados y en el centro, separadas por dos filas de negocios.
Terminamos haciendo lo que, al día siguiente,
la guía turística nos dijo que no hiciéramos. Nos dijo “no coman pizza en Venecia”.
Elegimos el Ristorante La Piazza, que aparecía con buenas referencias en Google
y nos quedaba cerquita.
Pero no se si era porque tenía hambre o porque
estaba rica, pero me la devoré. Fabian comió pastas y también dijo que estaban
muy ricas. Igual me resultó un poco caro, precios para turistas.
Volvimos caminando al hotel, disfrutando del
paseo, admirando el paisaje, cruzándonos con muchos como nosotros, en seguridad
total.
Esta última foto es la vista desde el balcón
terraza de la habitación.
Al día siguiente nos tomamos un riquísimo
desayuno en el hotel. Había mucho para elegir. Yo siempre opto por el pan con
manteca y miel o mermeladas, pero también había croissants, pancitos de
chocolate, quesos y fiambres, huevo revuelto, panceta, fruta, yogur, jugos
varios, y todo lo que se puedan imaginar de bebidas calientes.
Esa mañana nos habíamos inscripto en un tour
gratuito, de los que hay en casi todos lados, que luego se pagan a la gorra.
Una de las páginas para anotarse en estos tours
se llama paraguasrojos.com.
Desde que lo hicimos la primera vez nos dimos
cuenta de lo importante que es tener alguien que te cuente, te explique a dónde
estas, qué ves, por donde caminás. Si no siento que me pierdo un montón de
cosas. Los edificios pueden parecer iguales, pero tienen su historia, los
hechos que ocurrieron en un lugar del cual no queda ningún indicio, pero es
lindo saberlo, códigos secretos y no tanto que están por todos lados, en fin,
es lindo viajar y aprender.
La chica que nos tocó de guía se llama Lucía,
es veneciana y orgullosa de su ciudad.
Nos hizo caminar por más de dos horas por la
ciudad y nos estuvo contando un montón de cosas interesantes.
Por ejemplo, que Venecia está dividida en 6
barrios que se llaman Sestiere:
Que hay unas 50.000 personas viviendo en la
isla en forma permanente.
Que está prohibida la circulación de cualquier
rodado lo que también incluye motos, bicicletas, patinetas, etc. A partir de
los 14 años ya no se puede usar ni la bicicleta.
Que los restos de San Marco “se los robaron” de
Alejandría y los trajeron escondidos en un barril entre pedazos de chancho.
Que Napoleón Bonaparte es mala palabra entre
los venecianos.
Que la profesión de gondolero es algo bastante
serio, que implica estudiar, pasar exámenes teórico-prácticos y que lo que usan,
la remera rayada, el gorro, los colores, no son casualidad sino cun uniforme.
Que nunca tuvieron rey, sino que la autoridad
máxima era el Doge.
Que como consecuencia de la Guerra
Austro-Prusiana se convirtieron en italianos, efecto ratificado por medio de un
plebiscito en el que ganaron los que estaban a favor de la anexión de Venecia
al Reino de Italia por más de 673.000 votos, lo que ocurrió en octubre de 1866.
Que fue Napoleón el que terminó con mucho de la
vida de Venecia. Por ejemplo, el Carnaval duraba 6 meses y después de Napoleón
casi desapareció.
Que hay 4 puentes que cruzan el Gran Canal y
que el peor de todos es el más nuevo, que se inauguró en el 2008. Doy fe que es
el puente más peligroso de Venecia ya que sus escalones son de hierro y vidrio
que lo vuelven super resbaloso en sus 98 metros de largo.
En fin, un montón de datos, historias, señales,
que valió la pena descubrir.
También nos dio información más que valiosa!
Nos indicó un montón de lugares donde comer rico.
El tour terminó cerca de la 1 pm así que
aprovechamos para descubrir uno de estos lugares de comida.
Fuimos a Cantina Do Mori, San Polo 429, donde
disfrutamos de las famosas cicchettis (tapas venecianas) muy ricas acompañadas
por prosecco y por vino italiano. Las cicchettis podían ser de polenta, de
berenjena, alcaucil, bacalao, sandwichitos super ricos, chorizo, entre otros.
https://www.facebook.com/pages/Cantina-Do-Mori/760989290769220
Seguimos recorriendo solos y tuvimos que
dedicarle tiempo a una actividad super importante que es elegir y comprar
mascaras del carnaval.
Había mascaras por todos lados, es como que me
llamaban, me decían “llévame, comprame”. Hay de todos los precios, las más
caras parecen ser las originales, hechas a mano en Venecia y con la técnica del
papel maché. Después están las otras que parecen mas plásticas pero hechas también
en Venecia y por último las importadas, que no tienen ningún sello y que se
venden como pan caliente.
Esta primera foto de máscara blanca, gorro y
capa negra, fue el traje original del carnaval. Nada que ver con el color, las
formas y el glamour de hoy en día, pero bueno, parece que era así no más.
.
Fue difícil decidirse, pero tuve que hacerlo,
algunas máscaras me traje.
A la noche salimos de nuevo a caminar, habíamos
decidido cenar en otro de los lugares propuestos por Lucía, nuestra guía de la mañana,
pero antes íbamos a pasar a visitar uno de los lugares promocionados en casi
todas las páginas de Venecia, se trata de la Librería Acqua Alta, Calle Longa
Santa Formosa 5176 B.
Más que una librería me pareció un galpón donde
alguien se dedicó a amontonar libros, lo cual hace casi imposible que te
compres alguno. Lo que hace la mayoría de la gente, y nosotros también, es dar
una vuelta, mirar por ejemplo la góndola repleta de pilas de libros, sacarse
fotos y volver a salir. De casualidad encontré (o me encontró) un libro sobre
Buenos Aires, que por un rato llevé conmigo con intenciones de comprarlo, pero después
lo dejé.
https://libreriaacquaaltavenezia.myadj.it/v/libreriaacquaaltavenezia

La cena fue en la Ostería Il Diavolo E L’acque
Santa, en la Calle della Madonna 561. Comimos rico, todo pastas, disfrutamos de
una copa de Spritz, el típico aperitivo veneciano. Nos dimos cuenta que había
mucha gente del lugar cenando así que la comida debía ser buena. Nos atendieron
muy bien y compartimos una lasagna de berenjenas y después un plato de pastas cada
uno.
https://hosteriaaquasanta.wordpress.com/2011/08/30/osteria-al-diavolo-e-lacquasanta/
Nuestro segundo día terminó con el helado riquísimo
de Gelato di Natura, qué rico nos resultó el helado!!!
https://www.gelatodinatura.com/
La mañana siguiente la aprovechamos para hacer
la ultima gran caminata por Venecia.
Fuimos a descubrir el puente mas nuevo, de los
cuatro que cruzan el Gran Canal que es el Puente de la Constitución, inaugurado
en el 2008 y construido por al arquitecto español Calatrava. Qué desilusión!!
Es el más nuevo y el peor de todos, porque realmente desentona y, especialmente
porque es un peligro para los peatones! Es un puente de hierro y vidrio y los
escalones se vuelven super resbalosos la mayor parte del tiempo. Sus 98 metros
de largo lo convierten en una pista de patinaje peligrosa y todo el mundo
camina por el mismo lugar, que es un espacio en el centro, que tiene piedra, la
piedra típica de Venecia.
En este ultimo recorrido pasamos por el otro
puente que nos faltaba cruzar sobre el Gran Canal, el Puente de La Academia.
Este es de madera y fue inaugurado en 1933, construido por el ingeniero Eugenio
Miozzi, y reemplazó a un puente de hierro que databa desde 1854.
Volvimos a despedirnos de la Piazza San Marco,
otra vez soleada y adornada por la gente con sus trajes de carnaval.
Después volvimos a degustar unas cicchetis a la
Cantina Do Mori y a despedirnos de mi puente favorito, el Di Rialto.
El 22-02-2022 nos despedimos de Venecia y
partimos rumbo a Cernusco Lombardone.
La experiencia para mi fue maravillosa, me encantó
la ciudad, su magia, eso que la hace única y para los que se están preguntando
si entramos a la Basílica de San Marco o a otro museo les digo que siempre hay
que dejar algo sin hacer para tener una excusa para volver.























































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